No hay un perro de muestra más donoso, alegre y divertido en el campo que el epagneul bretón, perro de contextura fuerte y de enorme vitalidad. Cierto que es más lento que el setter o el pointer, pero lo que pierde en velocidad lo gana en técnica y método, y desde luego no es un perro lento, pues recordemos que es el más veloz de los continentales, con una búsqueda amplia y metódica.
Hablar de sus portentosas cualidades cinegéticas puede parecer un tópico, pero ejerce su trabajo sobre la caza menor de pluma y pelo con precisión. La codorniz del estío, la becada invernal o la perdiz más batalladora no tienen secretos para este completo perro que destaca con igual soltura sobre la liebre y el conejo. Caza con energía insólita para su reducido tamaño, batiendo el cazadero con rapidez, la cabeza en alto, pura tensión nerviosa y potencia muscular. Sabe buscar con inteligencia, muy útil para el cazador a mano, y su olfato cumple con creces lo que cualquiera pediría para la codorniz o la perdiz roja.
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